Lee completo la carta de amor escrita por don Fabio Gadea Mantilla a Nicaragua
Querida Nicaragua: Aquí no renuncia
nadie, todos están acomodados y silenciosos en sus puestos. Cuando
renuncian no es que lo han hecho porque tuvieron algún problema laboral o
porque hubo algún mal entendido con su jefe superior. No. Cuando
renuncian es porque el señor don Daniel les ha mandado la orden. Alguien
llegó y les digo que dice el compañero comandante presidente Daniel que
pongás tu renuncia. Y eso basta.
El magistrado José Luis Villavicencio
que tenía diez o quince años de permanencia en el Consejo Supremo
Electoral puso su renuncia, y seguro que no por gusto pues se está muy
bien en ese cargo: poco trabajo, abundante salario, camionetona,
combustible, y quien sabe cuántas cosas más.
Como la demanda de los partidos
políticos y de la oposición en general grita por un cambio total del
Consejo Electoral, comenzando por su cabeza directiva que ha producido
ya varios fraudes y se prepara para uno nuevo en en este año electoral,
el señor don Daniel se adelanta a los pedimentos de sus adversarios y
les regala con cambios en el organismo electoral, cambios para que nada
cambie, para que las cosas sigan manejándose como hasta ahora.
Y es que amigos míos, por mucho que
pretendan engañarnos cambiando un nombre por otro, todos son zorros del
mismo piñal. Además, el mal no está solamente en los magistrados sino
que en todo el cuerpo del organismo electoral. La ley electoral ha sido
puesta a un lado y se han producido irregularidades por todas partes,
han puesto gente entrenada en enredar las cosas para que todo corra a
favor del partido danielista.
Desde hace años estamos reclamando una
cedulación fluida, legal y decente. No lo logramos. A los ciudadanos que
no son simpatizantes del gobierno les retardan las cédulas el tiempo
que quieran. Sobre todo en los municipios del país que son 153 donde hay
gran cantidad de partidarios liberales, conservadores, de la
Resistencia, y personas sin partido pero votantes seguros por la
democracia, sobre todo ahí los atrasos son seguros. El ciudadano reclama
su cédula en la oficina respectiva, lo hace varias veces y en muchos
casos no la obtiene. En cambio los simpatizantes danielistas llegan una
sola vez y son atendidos diligentemente. Miles de jóvenes han cumplido
16 años y como son opositores no han conseguido su cédula. Esta es una
de tantas formas de ir fabricando el fraude electoral. Otra es el
confuso padrón electoral que no ha sido renovado o revisado y donde hay
gente difunta que aparece votando en los registros electorales. Esta es
otra forma de hacer fraude antes de las elecciones.
El que escribe esta carta, que fue
candidato en el 2011 y que obtuvo una montaña de votos, perdió la
elección por fraude. Algunos conocidos míos que trabajan para el
gobierno me han dicho de las órdenes que recibieron el día de las
elecciones. Se les ordenó presentarse en sus centros de votación a la
una de la madrugada con el objeto de abrir las urnas e introducir
boletas previamente marcadas con números que le daban el triunfo al
partido danielista. A las seis de la mañana, la hora en que legalmente
debían abrirse los centros de votación, las urnas estaban selladas y
naturalmente debidamente preñadas con votos oficialistas. Así cualquiera
gana una elección. De modo que el cambio que pedimos en el Consejo
Electoral es un cambio verdadero, un cambio de las raíces podridas de
esa institución.
Y eso no se logra cambiando un magistrado danielista por otro magistrado danielista. Eso no es cambio porque todo seguirá igual.
Probablemente engañen a la opinión
internacional con cambios ficticios, pero a nosotros no. Y el pueblo
está dispuesto a no dejarse robar más ninguna elección, dispuesto a
votar masivamente, fiscalizar y proteger el voto democrático Exigimos
observación nacional e internacional que no deje lugar a ninguna duda.
Si don Daniel cree en las encuestas, que por mucho le favorecen, no
debería poner obstáculos a unas elecciones limpias.
**Tomado de Radio Corporacion**
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